A
una persona se la considera menor cuando no ha cumplido determinada mayoría de
edad la cual vendrá establecida por el contexto en el que dicha persona se
desarrolle, poniendo como ejemplo España y E.E.U.U. que han creído conveniente
establecer la mayoría de edad en 18 y 21 años respectivamente.
Se
puede entender que dicha mayoría de edad fue impuesta para limitar ciertas
acciones o situaciones en las que los menores no poseen madurez suficiente para
enfrentarlas tales como el matrimonio, la independencia fuera del núcleo
familiar, etc. Desde el momento en el que naces hasta el momento en el que
alcanzas la mayoría de edad, tus decisiones siempre irán a la par de las de tus
tutores legales, lo cual implica que las decisiones de tus responsables
supuestamente estarán lo suficientemente consensuadas como para saber que ‘es
lo mejor para ti’.
Cierto
es que como personas que somos, nuestra forma de ver la vida puede verse
configurada por factores culturales, véase religiones que te exigen determinado
estilo de vida, creencias que te llevan a adecuar tu ritmo de vida a dicho
ideal como puede ser el vegetarianismo, etc. Dada la multiculturalidad y libre
expresión de nuestra época, a la hora de educar a nuestros menores existen
ciertas preguntas a las que quizás no se les haya prestado la atención
necesaria y su reflexión podría marcar la diferencia:
¿Qué
ocurre cuando los tutores no escogen el camino adecuado?
¿Qué
ocurre cuando las decisiones de tus progenitores te llevan por un camino que te
lleva a una situación que ningún menor debería vivir?
¿Cómo
se prepara a alguien para ser padre o madre?
¿La
educación actual se preocupa de verdad por el desarrollo de los herederos del
futuro?
¿Se
utilizan los recursos necesarios para que el desarrollo de los menos
favorecidos (personas con problemas económicos, huérfanos, diferentes
circunstancias familiares difíciles de afrontar, etc) también sea óptimo?
Los
cánones de nuestra sociedad nos llevan a optar por un camino u otro, ya sea por
la voluntad de los tutores o por la propia voluntad de los jóvenes menores de
edad. Somos nosotros los que tenemos la capacidad para discernir entre
apropiado y no apropiado para el desarrollo de nuestra sociedad y aunque
parezca que nos basamos en un puro idealismo altruista, no es así, pues una
adecuada educación para todo el mundo atendiendo a la diversidad no solo es
posible, si no necesario para la completa y eficiente evolución de nuestra
comunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por aportar tu comentario a nuestro blog. Seguiremos subiendo información para vuestro interés.