miércoles, 28 de enero de 2015

¿Tomar conciencia u olvidar a los que no tienen voz?

A una persona se la considera menor cuando no ha cumplido determinada mayoría de edad la cual vendrá establecida por el contexto en el que dicha persona se desarrolle, poniendo como ejemplo España y E.E.U.U. que han creído conveniente establecer la mayoría de edad en 18 y 21 años respectivamente.

Se puede entender que dicha mayoría de edad fue impuesta para limitar ciertas acciones o situaciones en las que los menores no poseen madurez suficiente para enfrentarlas tales como el matrimonio, la independencia fuera del núcleo familiar, etc. Desde el momento en el que naces hasta el momento en el que alcanzas la mayoría de edad, tus decisiones siempre irán a la par de las de tus tutores legales, lo cual implica que las decisiones de tus responsables supuestamente estarán lo suficientemente consensuadas como para saber que ‘es lo mejor para ti’.

Cierto es que como personas que somos, nuestra forma de ver la vida puede verse configurada por factores culturales, véase religiones que te exigen determinado estilo de vida, creencias que te llevan a adecuar tu ritmo de vida a dicho ideal como puede ser el vegetarianismo, etc. Dada la multiculturalidad y libre expresión de nuestra época, a la hora de educar a nuestros menores existen ciertas preguntas a las que quizás no se les haya prestado la atención necesaria y su reflexión podría marcar la diferencia:

¿Qué ocurre cuando los tutores no escogen el camino adecuado?

¿Qué ocurre cuando las decisiones de tus progenitores te llevan por un camino que te lleva a una situación que ningún menor debería vivir?

¿Cómo se prepara a alguien para ser padre o madre?

¿La educación actual se preocupa de verdad por el desarrollo de los herederos del futuro?

¿Se utilizan los recursos necesarios para que el desarrollo de los menos favorecidos (personas con problemas económicos, huérfanos, diferentes circunstancias familiares difíciles de afrontar, etc) también sea óptimo?


Los cánones de nuestra sociedad nos llevan a optar por un camino u otro, ya sea por la voluntad de los tutores o por la propia voluntad de los jóvenes menores de edad. Somos nosotros los que tenemos la capacidad para discernir entre apropiado y no apropiado para el desarrollo de nuestra sociedad y aunque parezca que nos basamos en un puro idealismo altruista, no es así, pues una adecuada educación para todo el mundo atendiendo a la diversidad no solo es posible, si no necesario para la completa y eficiente evolución de nuestra comunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por aportar tu comentario a nuestro blog. Seguiremos subiendo información para vuestro interés.